¿Un mensaje subliminal?


El Birracrucis

Se trata de un gran acto de piedad, don de mente sana, que no sinónimo de cuerda.
Se viven traiciones Judas con ahínco de pecado, a la vez que estrategias viriles y palabras bellas con tal de llevar a una dama al huerto de los olivos.
Superando incidentes, luchando por la creencia interior, somos negados una y otra vez pero nuestra fe persiste e insiste.
A veces traicionamos, a veces somos arrestados, a veces se nos condena sin siquiera conocer el motivo, a veces nos consuelan y otras consolamos, pero otras veces, somos crucificados demasiado pronto.
Flagelados y coronados de espinas cargamos con la cruz que nos toca, y cuando no nos ayudan, solitario es nuestro sufrimiento.
En la undécima estación prometemos el reino al buen ladrón y su madre si hace falta, pero el nivel es alto y las estaciones duras de superar, así que caemos, morimos como ratas y nos sepultamos en la más mísera agonía, y al fin, justo en el momento en el que menos lo necesitamos, justo en el preciso instante en el que finaliza lo bueno, entonces sí, entonces nos da por resucitar.


Ay señor que dura la vida del jaranero.