Comida de sábado en casa de mis abuelos


Uno o dos cazos de patatitas fritas; unos berberechos con vinagre, sal, limón, pimienta roja y pimienta negra; un plato de jamón ibérico tallado finito; aceitunas; longaniza bien dura en soporte de madera y cuchillo bueno, para que cada uno se corte lo que quiera. Hay que acabarlo todo hombre, somos jóvenes, estamos delgados y tenemos que comer.
Llegan los calçots. Atacamos. Salsa romesco en el plato, tres cucharadas; all i oli, dos cucharadas; tostada de pan untada con ajo y tomate; calçots, calçots y más calçots, hay que acabarlos con tal de no oir quejas de estar comiendo calçots toda la semana.
Carne a la brasa. Primero una costillita de cordero, en realidad un par o tres; media butifarra; pruebo la chistorra; otra rebanada de pan, all i oli y romesco, otra media butifarra. Por dos trocitos que quedan no los vamos a dejar, venga, cansalada y butifarra negra.
Postre triunfal, fresas con zumito de naranja, nata y azúcar. Cafés, galletitas y sobremesa. Filosofamos un rato y reímos. El fuego del hogar se esta apagando, ui, ya son las seis y media de la tarde, me despido de mis tíos, madre, hermana y abuelos; salimos rodando.